jueves, 2 de octubre de 2014

Parque ecológico de Solanda, una maravilla para ejercitar


Parque ecológico de Solanda, una maravilla para ejercitar


Comenzó un día soleado, caminaba por las calles de mi barrio ubicado al  sur de Quito, acababa de dejar a Camila en su escuela y me dediqué a tomar fotos para un deber de la universidad, el deber consistía en observar todo el alrededor de un parque para plasmarlo en una crónica.

Casi a las siete de la mañana pasaba por el parque de ecológico, ubicado en el Barrio Solanda y pensé: ¡el momento de tomar fotos! Saqué mi cámara para plasmar cada detalle del parque; lo que observé fue en algún momento algo que ignoraba, a lo mejor  por la monotonía de pasar todos los días por el lugar.

Parque Ecológico de Solanda

El sitio cuenta con frondosos árboles y pasean perros callejeros o están dormidos en el césped. Lo primero que llamó mi atención fueron los grandes árboles y la ternura de esos animalitos.

Allí también habían mujeres de edad adulta subidas en las máquinas para hacer ejercicios entre ellas se podía escuchar el susurro de sus voces que hablaban de cómo bajar de peso; una de ellas me observó que la fotografiaba y comenzó a mirarme un poco esquiva, la ignoré y seguí el camino con mi cámara hacía las canchas de básquet.

Pero no antes sin percibir que los juegos infantiles estaban vacíos  por falta de niños. La mañana era fría; con movimiento y ruidos citadinos. Por fin llegué al final del parque y la cancha de básquet, era utilizada por los vecinos para trotar.  Algo muy común en las costumbres quiteñas.

El frío me invadía y quería tomar más fotos e irme a casa a continuar con mi sueño,  recorrí todo el parque que visito a diario después de dejar a Camila en la escuela; el sol recién salía a calentar a los visitantes del barrio Solanda en especial los que desde la mañana son activos en sus actividades físicas.

Treinta minutos transcurrieron, en analizar mi alrededor, sentí una satisfacción al poder terminar la investigación con datos y fotografías para enseñar en clase.

Según el escritor Jean Giraudoux, " El deporte delega en el cuerpo alguna de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia.






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